1. Quien habla de principio a fin es evidentemente el Mesías mismo. Lc. 4:21 aclara que este Mesías es Jesús. Esto muestra que el cumplimiento de la profecía de Isaías, cuando volvió el remanente de Israel de la cautividad babilónica, tuvo una naturaleza preliminar; y que el cumplimiento final empezaba con la encarnación, humillación y exaltación de Jesucristo. Fue sobre él que, por obra de Dios el Padre, vino a posarse la unción del Espíritu Santo. Véase Lc. 3:21, 22. 2. Esta unción
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